martes, 22 de abril de 2014

Costalero del Santo Entierro... por diez minutos

Parecía que todo estaba finiquitado para mí, pero no podía imaginarme que al llegar de la Facultad me enfundaría una faja y mi costal con mis zapatillas negras para sacar el paso del Santo Cristo Yacente, aunque sea por diez minutos para trasladarlo a la Casa Hermandad junto al palio de Nuestra Señora de la Soledad. En esos diez minutos, las sensaciones que he sentido son inexplicables. 

A pesar de no oír ese Trío de Capilla que llevamos cada Sábado Santo, en mi cabeza se oía involuntariamente piezas como Saetas del Silencio, Cristum Factus Est o Nuestra Señora de la Soledad. A pesar de no haber salido este año como costalero en el Santo Cristo Yacente, Antonio Santiago y el Señor me brindaron esta pequeña aunque gran oportunidad por alguna razón en concreto. Un miembro del equipo de capataces y otro costalero nuestro me dijeron lo siguiente: "el hábito de nazareno lo vas a tener toda la vida, pero ser costalero no es para siempre por razones obvias...". Quizás me replantee en no sólo intentarlo en el Cristo de Burgos o en la Sagrada Mortaja.

Y este viernes, otra igualá, pero de una Cruz de Mayo, la de la calle Guadalaja o El Prendimiento, como queráis llamarle, donde se encuentran grandes amigos míos y que me metieron por la vida del costalero, justamente, por una llamada el mismo Domingo de Resurrección el mismo año pasado para ir a la igualá. Habrá que repetir, ¿no, señores?


Sé que esta foto tiene algún tiempo, pero no tengo ninguna de hoy y tenía que verme otra vez así.


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