domingo, 8 de noviembre de 2015

Fallos de las Hermandades desde perspectiva general

AVISO: Las imágenes colocadas con el artículo no tienen nada que ver con la temática de la entrada. Sólo han sido colocadas para hacer la entrada más vistosa.

Buenas a todos. Después de un largo tiempo, traigo otra entrada que algunos podrán calificar de polémica, pero no es así. Llevo un tiempo bastante grande queriendo escribir esta entrada, pero no sé ni cómo ni las consecuencias que puede traer. No voy a enumerar situaciones específicas ni voy a poner ejemplos siquiera, porque puede llegar a convertirse en una entrada que podría acarrearme muchos problemas, así que lo siento por aquellos que esperaban una entrada leñera, pero no va a ser así. Obviamente, las Hermandades también tienen sus cosas buenas. Creo que debo ser justo y no pasarme.

Llevo una época con la que coincido bastante gente en el sentido de que meterte de forma profunda puede llegar a costarte más que un simple problema en tu esfera personal, pudiendo llegar incluso a perder amigos e incluso estar mal visto por muchos de forma pública. Ayer estuve con un amigo mío, no voy a decir el nombre como podéis imaginar, pero ayer llegamos a la conclusión de que las Hermandades y su gente se están convirtiendo de forma general en un mero fenómeno social donde destacar hoy en día, llegando a importar bastante poco la fe, llevando a cabo la realización actos por el simple hecho de engrandecer (si se le puede llamar así) a los miembros de Junta de éstas, incluido alguno que otro cercano pero no metido dentro de la misma, hacerse una mera figura social en la que intenten imitarnos los demás.



La realidad sociológica del mundo de la Semana Santa está cambiando de una forma tanto veloz como perversa. A veces incluso hay que darle la razón a aquellos enemigos de la Iglesia y de la Semana Santa que tanto dan la lata casi todas las semanas en los medios imperando por la destrucción de la fe para amoldar la mente al gusto de ellos. Supongo que ya os haréis una idea de a quiénes me estoy refiriendo, pero hoy no voy a hablar de eso. Me refiero a algo más interno de las Hermandades. No digo que sean todas pero casi en su gran mayoría, y seguro que todos conocemos algún caso ya sea en Dos Hermanas, Sevilla o fuera de la provincia. Podemos verlo reflejado en aquello que he comentado tantas veces y me duelen ya las manos de escribirlo: los costaleros protagonistas. Nuevamente, comento que hemos derivado a una perspectiva oscura, dándole a este colectivo en gran medida un protagonismo que no merecen más que los Titulares que llevan arriba, como si fueran vulgares títulos futbolísticos de los que presumir.

Dejando a un lado el tema de los costaleros, podemos verlo también en aquellas personas que podemos reflejarlas en esta frase que me dijo ayer mi amigo: "haz lo que yo te diga, pero no lo que yo haga". Supongo que lo entenderéis, ¿no? En las Hermandades, incluso los que no son miembro de Junta de Gobierno, se dedican a dar lecciones y a mandar lo más grande sin dar un palo al agua sin excepción alguna, incluso a veces te pueden quitar tiempo de tu vida privada o de los estudios a cualquier hora y en cualquier día. Lo peor no es eso, lo que más me molesta es que ni siquiera en tu vida personal puedas expresarte o llevar a cabo las actividades que te den la gana sin que esté el vaina de turno dándote la vara de la Junta de Gobierno.


Otro tema que me gustaría tocar, aunque no todas, es la escasa involucración de las Hermandades muchas veces con las actividades de la Iglesia, llegando incluso en el mayor de los extremos a graves enfrentamientos entre párrocos y curas. Aquí tengo que decir también obviamente que no siempre es la Hermandad quien arma el problema, pues hay también cada párroco que telita... Si seguimos hablando de ésto, podemos referirnos mismamente a la posición con la que se autoproclaman las Hermandades por encima de la Iglesia y del mismo Arzobispado si es posible. Esto a veces, puede llegar a demostrarnos los motivos de por qué los constantes mosqueos y problemas de Palacio Arzobispal de Sevilla con muchísimas Hermandades, fundadas a veces en situaciones de razón o no, ahí ya no entro.

Podemos hablar también ya que estamos de esos miembros de Junta que llegan a las Hermandades de "salvadores". Sí, sí... salvadores. Estos salvadores se están viendo muchísimo últimamente en todos los pueblos de Sevilla y en la misma capital, por casos conocidos por todos y más allá. Son de aquellos personajes que llegan a una Hermandad correctamente estructurada, con una gran gestión, etc., y que sin ganarse el cariño o el respeto de los hermanos de la Corporación, saliendo de la NADA, llegan a ostentar cargo en las Juntas de Gobiernos, convirtiéndose la Hermandad en una bicoca. Para mí, esto es la situación más grave que puede darse en una Cofradía, puesto que estallan conflictos internos que deben quedarse en el seno de una Hermandad hacia fuera debido al desconocimiento de la Corporación y cómo funciona por dentro, y eso es lo preocupante, porque empiezan los que tienen atravesada a esa Hermandad por X motivos a decir tonterías, la gente a rumorear mentiras y los medios de comunicación a molestar más de lo debido. Con todo ello, el buen ambiente que había antes en una Hermandad, se acaba pudriendo... y ya uno no hace las cosas porque le guste, sino por obligación (algunas son obligatorias, obviamente).


En el mayor extremo de los casos, la consecuencia más grave de esto que he explicado antes puede llegar a ser que tomen el mando este tipo de personas y, que como el Arzobispado de Sevilla se le acabe la paciencia, puede llegar a tener esa Hermandad una Junta Rectora en poco tiempo, pudiendo ésta reventar incluso la Estación de Penitencia por desconocimiento de la misma, en el mejor de los casos. Es muy raro que se llegue al extremo de Junta Rectora, pero no es tan descabellado en algunos casos si nos paramos a ver detenidamente durante un tiempo el funcionamiento interno de este tipo de Hermandades.

Este tipo de salvadores también pueden fastidiarte en innumerables aspectos, desde la esfera interna de la Hermandad, ya sea cambiando tu situación dentro de la Estación de Penitencia, cambiando la opinión de los que están alrededor, cambiando tu número de antigüedad o tu sitio a última hora en una Estación de Penitencia (aunque por increíble que parezca, conozco estos casos y es una realidad que se han producido) contando auténticos embustes, o en el peor de los casos, en la esfera externa o personal y social, que es donde estás perdido y te dan ganas de mandar muy lejos al que sea. Lo duro es que uno debe callarse estas cosas por el bien de la Hermandad, lo cual entiendo perfectamente. Como dice el refrán, "a cada cerdo le llega su San Martín". Para los enterados de turno, a ver si alguno se va a creer que lo digo por varios en concreto que me suelen leer aquí para controlar la censura, no estoy refiriéndome a nada ni nadie, que os veo venir...


Por último, me gustaría hablar de los que vienen procedentes de otras Hermandades y llegan a otra mandando más que nadie y pidiendo sitio, que él lo lleva todo hacia delante. Esta gente suelen ser altamente destructivas, pudiendo llegar a desencajar por completo la agenda de un miembro de Junta de Gobierno, e incluso a atribuirse potestades o competencias que no les son propias, haciendo lo que le da la gana y poniéndose las medallas que quieran. Lo brutal de todo esto es cuando pueden ser utilizados por miembros de Juntas de Gobierno para desplazar a otros. Es raro que se dé, pero en una Hermandad con serios problemas estructurales suelen darse hasta que se van ellos sólos viendo que no encajan.

Conclusión de todo esto... uno puede llegar a perder hasta la fe como se involucre demasiado, e incluso te cuestan las amistades y te amargas vivo, así que tenéis que tener mucho cuidado cuando os metáis en una Corporación. Dicho queda. Si veis que se me olvida algo, o veis que podríamos meter a otros sujetos en esta entrada, por favor, comentadlo. Gracias.