viernes, 17 de octubre de 2014

El Valle, presagio de la Madrugá

Atendiendo a las peticiones de los lectores de este blog vertidas en los comentarios de otras entradas del mismo, escribiré en este artículo unas breves líneas sobre la Hermandad de El Valle. Antes de nada, ambientémonos un poco:



Siguiendo el esquema planteado por mi primo en las entradas dedicadas a otras corporaciones, comenzaré en esta ocasión con una breve referencia a la historia de esta magnífica Archicofradía del Jueves Santo sevillano.

La Hermandad del Valle recibe tal denominación por el nombre de una de sus imágenes titulares, la Dolorosa Virgen del Valle, coronada canónicamente en la Catedral de Sevilla en el año 2002. Los orígenes de esta Hermandad se remontan alrededor del siglo XV, siendo el resultado de una fusión de otras dos corporaciones: la Hermandad de la Santa Faz y Nuestra Señora de la Encarnación y la de la Sagrada Coronación de Espinas, una hermandad gremial fundada en la iglesia de San Martín que daba culto a una reliquia de la Santa Espina.

Ostenta los títulos de “Pontificia, Real, Primitiva e Ilustre Archicofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Coronación de Espinas, Nuestro Padre Jesús con la Cruz al Hombro, Nuestra Señora del Valle y Santa Mujer Verónica”.

Esta Hermandad tal y como hoy la conocemos se funda en el antiguo Convento del Valle que se situaba en torno a la actual sede de la Hermandad de los Gitanos y que pertenecía a la Orden Franciscana. Así mismo se estableció también en las iglesias de San Román, Santa Cruz y San Andrés para acabar residiendo en su actual sede, la iglesia de la Anunciación de estilo renacentista.

Fuente: Biblioteca de la Universidad de Sevilla

Dejando a un lado los aspectos históricos de esta Archicofradía, pasaré a comentar a continuación los aspectos referentes a su estación de penitencia.


Como dije algunas líneas arriba, esta cofradía realiza su estación de penitencia en las tardes del Jueves Santo desde la iglesia de la Anunciación en la calle Laraña. Sus nazarenos visten túnicas de cola ceñidas al cuerpo por medio del cíngulo propio de la orden franciscana y antifaz, que con sus tintes morados parece presagiar la madrugá famosa de Sevilla. Procesiona como sabemos con tres pasos: el de la Coronación de Espinas, el del Nazareno con la Cruz al hombro y el de la Santísima Virgen del Valle.



En el primero de los tres pasos, se representa a Cristo sedente y semidesnudo cubierto con un ropaje rojo, talla que ejecutó el imaginero Agustín Perea a finales del siglo XVII. Su rostro nos muestra sufrimiento y dolor con la boca entreabierta y los ojos casi cerrados. Las manos aparecen cruzadas y maniatadas portando en una de ellas una caña a modo de cetro. El paso es una auténtica obra maestra ejecutado por Gonzalo Bilbao y conocido como “el paso de los espejitos”, iluminado por cuatro faroles en cada una de sus esquinas. Cristo aparece rodeado de los sayones que le colocan la corona de espinas y le hacen burlas y que son obra de Joaquín Bilbao. Como acompañamiento musical, lleva un trío de capilla junto con la Escolanía de María Auxiliadora al igual que el misterio de la Sagrada Mortaja.

Fuente: ABC de Sevilla

A continuación procesiona el paso del Señor con la cruz al hombro, (sin acompañamiento musical) talla de autor y fecha desconocidos, (aunque algunos estudiosos del arte lo atribuyen al taller de Pedro Roldán) pero de una gran calidad artística y técnica. Cristo aparece sujetando la cruz con la mano izquierda mientras que la derecha se extiende en actitud de consolar a las Santas Mujeres de Jerusalén y entre ellas a la Santa Mujer Verónica que sostiene un paño con el que ha limpiado el rostro de Cristo reflejado en el mismo. Las imágenes de las Santas Mujeres datan del año 1805 talladas por Juan Bautista Patroni, mientras que la talla de la Santa Mujer Verónica es de Andrés Rossi de 1815. Sobre el paso, decir que es de estilo barroco, dorado e iluminado como en el caso anterior, por cuatro faroles en las esquinas más otros dos de menor tamaño y plateados en la parte central.

Fuente: Salmonetes ya no nos quedan

En último lugar procesiona el paso de palio de la Dolorosa Virgen del Valle, imagen de autoría anónima, aunque se baraja la posibilidad de que su autor fuera Martínez Montañés o Juan de Mesa, por lo que habría que fecharla casi con toda seguridad en el siglo XVII. Respecto al palio, es de color granate, bordado con hojillas de plata, siendo las bambalinas de las caídas del siglo XVII. El Valle lo adquirió en 1805 a la Hermandad de Nuestra Señora de la Antigua y Siete Dolores, hoy extinguida. 


Lleva como acompañamiento musical a la Banda de Música del Maestro Tejera, tocando grandes piezas como Virgen del Valle, o Valle de Sevilla entre otras.





En resumen, nos encontramos ante una Cofradía señorial y señera que no nos podemos perder ya que atesora un magnífico patrimonio artístico digno de contemplar en las tardes del Jueves Santo por las calles de Sevilla. Espero que os haya gustado.


Fuente: "Semana Santa de Sevilla, Día a Día", editado por la Caja de Ahorros Provincial San Fernando de Sevilla.


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