lunes, 11 de abril de 2016

Crónica del Viernes Santo de 2.016

Buenas noches a todos. Como siempre, acabo de terminar las Crónicas de la Semana Santa de este presente año, al igual que ya hice en los años 2.014 y 2.015, y ahora voy a meterme de lleno en las Hermandades en las que procesiono y contaros mi experiencia personal como cada año, es decir, el cómo vivo de cerca una Estación de Penitencia. Por segunda vez, escribo acerca de una de mis Hermandades, La Sagrada Mortaja, donde he salido por segundo año consecutivo disfrutando, como siempre, desde el momento en que me levanto de la cama hasta que vuelvo a Dos Hermanas... 

Son las 12 del mediodía, y la fatiga de la Madrugá no hacía acto de presencia, al igual que el año pasado, siendo el primero de todos. Cada vez pienso más que en estos días uno nunca nota el cansancio a la hora de la verdad... será también que soy hermano de dos Hermandades muy livianas, pero bueno cada uno lo lleva como crea conveniente. Lo primero que hice fue asomarme por la ventana y ver qué tal se portaba el tiempo, y fue muy tranquilizador, como ya me esperaba. Posteriormente, lo que hice, todavía en pijama por cierto, fue levantarme a ver la túnica, la papeleta de sitio, el sobre y los castellanos, como merecía la ocasión y los nerviosismos. En la misma habitación, también estaba la ropa de nazareno de mi hermano y mi ropa de costalero para el día siguiente: el Sábado Santo de Dos Hermanas. Me dirijo al salón y veo que todavía está la Esperanza Macarena para entrar. Tocando justamente el Himno de España estaba...

Foto: José Domínguez Hacha

Pues llegan las 3 de la tarde, nos disponemos a comer toda la familia como siempre y ligero a cambiarme y preparar la ropa para cambiarme en Sevilla, al igual que el año pasado. Yendo para la Estación de Dos Hermanas, me encuentro allí a mi primo Carlos Navarro, el otro escritor de este blog, donde había quedado en San Bernardo con sus amigos para ver la Cofradía de La Sagrada Mortaja, entre otras varias. Nos bajamos en San Bernardo y allí se quedó mi primo esperando a sus amigos, mientras yo me dirigía por el Prado hacia el centro para llegar hasta la calle Francos. Por el camino, ya iban algunos nazarenos hacia sus capillas. No recuerdo exactamente si eran de la Hermandad de La O o de La Soledad de San Buenaventura, pero el camino que tomábamos por la Avda. San Fernando era el mismo. Llegando a la Plaza de la Constitución, me di cuenta que había un ambiente muy bueno, estando Sevilla llena de personas por el centro, incluso me costó un poco llegar por Virgen de los Reyes hacia Francos, puesto que estaban montando ya la carrera oficial y estaban cortando el paso a los peatones.

Llego a casa de José Manuel Crespo, como el año pasado, hermano del Santo Entierro, de la Oración en el Huerto, ambas de Dos Hermanas, y de El Silencio. Tardé un poco más de la cuenta porque tenía que arreglar un asunto para el día siguiente con el Diputado Mayor del Santo Entierro, mi amigo José Francisco. Ya en el piso de la calle Francos, José Manuel me ayudó junto a su hijo y estuvimos hablando un poco de cómo iría la cosa el Sábado Santo, cómo ha sido el balance de esta Semana Santa del año 2.016 y del fatídico Domingo de Ramos vivido en Dos Hermanas (en las crónicas del Domingo de Ramos de este año, pueden leerlas). Una vez ya listo, me despedí de su familia y de él abajo en la puerta, donde me dirigía a Bustos Tavera. Siempre se me hará extraña esa sensación de ir vestido de nazareno y que todos te miren o te pidan estampitas o caramelos los niños, pero es algo bonito que no se pierdan las buenas costumbres...

Foto: Manuel Sousa Sousa
Una vez ya llegando al Convento de la Paz, ya se encontraban allí varios nazarenos y personas listas para salir de acólito. Una vez dentro, además de saludar al Diputado Mayor, al Hermano Mayor y varios más, me dispuse a entrar en el Templo y contemplar ese misterio... Verlo tal como está preparado para el Viernes Santo dentro de la Capilla es como ver un cuadro del siglo XVIII o XIX, dejando sin palabras al que sea, además del recogimiento absoluto que se vislumbra en su interior. Parte del equipo de capataces de Antonio Santiago, Solís y Rafael, llegaban para recoger las papeletas de sitio de los costaleros. Siendo ya las 6 de la tarde, comienzan los Oficios previos para la Estación de Penitencia con los hermanos allí presentes. Una vez terminado todo, el Hermano Mayor de La Sagrada Mortaja empieza a dar las instrucciones dentro de la Capilla para organizarnos, dando paso a los Diputados de cada tramo para leer los nombres de los nazarenos de cada tramo. Siendo mi segundo año, yo iba en el primer tramo, de las primeras parejas, con cirio.

Allí, donde formamos, ya estaban la Cruz de Guía, el Muñidor y los faroles preparados para salir, aunque aún faltaba algo más de media hora. La Escolanía María Auxiliadora estaba ensayando algunas piezas al lado nuestra, como Sepulto Domino y Ave Maria (Victoria), entre alguna que otra. Empezaban a llegar el Trío de Capilla, los cuales, como he comentado otras veces, son los mismos que nos tocan en el Santo Entierro de Dos Hermanas, y otras Cofradías como El Silencio. Antonio Santiago, Javier Prieto, entre otros, también llegaba con sus costaleros, donde saludé a un gran número de conocidos aparte de ellos. Ya estábamos todos preparados para salir, dando la orden los Diputados de ponernos los capirotes y los mismos encendiendo los cirios y demás. Llegan las 8 de la tarde, se manda silencio a todos, se abren las puertas, el Diputado de Hora empieza a andar y se oye el Muñidor...

No se oía ningún ruido salvo los pájaros o el aire que hizo en algún momento. Sólo se escuchaba la campana del Muñidor. Al igual que el año pasado, andamos bastante hasta unos dos o tres minutos pasados si no recuerdo mal. Ya en calle Dueñas, como era de esperar, me encontré a mi primo Carlos Navarro con sus amigos. Aunque él no me reconoció, sus amigos sí se fijaron en quién era yo. Llegando a San Juan de la Palma, la gente ya sí hablaba algo más, puesto que se trata de una plaza y hay más cantidad de gente. La Cofradía andaba bastante bien, midiendo bien los tiempos y sin hacer excesivas paradas. Siendo la última Cofradía del día, tampoco tiene porqué darse prisa ni ir más lento.

Ya en la calle Amor de Dios, me encontré a mis tíos allí, los cuales también me reconocieron. La verdad es que se me vinieron en esos momentos aquellos recuerdos tan nostálgicos cuando yo era pequeño y era un nazareno más con cirio en el Santo Entierro de Dos Hermanas hasta los once años. Vi a otros conocidos como Juan Manuel Pérez Sánchez, un gran amigo mío y costalero del Santo Entierro de Dos Hermanas, al igual que de otras Cofradías. Pasados unos minutos, estábamos llegando a Campana, donde ya se escuchaba el paso de misterio de Montserrat hacer de las suyas al son de Virgen del Mayor Dolor, si no recuerdo mal.


Aquí ya paremos un poco más, puesto que debíamos esperar al palio de Montserrat para que pasara, el cual, ya se veía entrando en Campana al son de Tejera, tocando marchas como Nuestra Señora de Montserrat de Pedro Braña, Esperanza Macarena, Cristo de la Conversión de Pedro Morales, entre otras maravillosas piezas que no recuerdo ya pero siendo Tejera, y el gusto de la Hermandad de Montserrat, nos podemos imaginar cualquier cosa, y más aún me que me acordé del Sábado Santo que me esperaba al día siguiente... pero volvamos a Campana.

En las sillas estaba mirando a ver quién conocía, aunque no vi mucha gente al principio. Aunque el palio de Montserrat se encontraba bastante lejos, aún así se escuchaba la Banda de Música del Maestro Tejera de una manera fantásticas con las piezas mencionadas anteriormente, pero nosotros, a lo nuestro, a hacer Estación de Penitencia. Llegamos a Plaza Nueva, la cual estaba llena de gente. Allí se encontraba las Representaciones del Ayuntamiento, junto a algunos miembros del Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla. Llegando ya a la Avda. de la Constitución, me encuentro uno de los hermanos más activos de mi Hermandad de Dos Hermanas: Jesús Farratell. La verdad que me conoció desde lejos, sin decirle absolutamente nada como en todo el camino. En la Catedral, me encontré a los padres de uno de mis mejores amigos, Alberto Lloreda, hermano de Borriquita y Veracruz, ambas de Dos Hermanas.

Foto: María del Rocío Cordero


El Muñidor deja de sonar, una vez dentro de la Catedral de Sevilla, como es costumbre. Muy a lo lejos, en la misma puerta de la Catedral, se podía ver viniendo de lejos el paso. Se procede a leer el Rosario dentro de la Catedral, pasando por la Capilla de los Reyes, donde se encontraba el Santísimo Sacramento y al fondo la urna del Rey San Fernando. Salimos ya de la Catedral y nos dirigimos hacia Alemanes para subir posteriormente hacia Francos. El palio de Montserrat se marchaba a lo lejos hacia adelante mientras nosotros torcíamos hacia Alemanes.

Allí, por fin, estaba esperándome mi familia, donde mi hermano me reconoció perfectamente, estando junto a mis padres. Estuvieron cerca mía hasta que nos dirigimos hacia Francos, donde se quedaron ellos para ver el Cortejo completo. Entrando ya en Francos, me encontré a dos buenos amigos de Dos Hermanas, Pedro Carrasco, hermano de Veracruz de Dos Hermanas y Santo Entierro de Sevilla, y Jesús Durán, hermano del Santo Entierro de Dos Hermanas y de Veracruz de Dos Hermanas, el cual, como paréntesis, quiero felicitar por la elección de su padre como Hermano Mayor de esta última Corporación hace algo más de una semana. En Francos volvía ese silencio absoluto que suele apoderarse de las Hermandades de negro en Sevilla, algo que agradecería que ocurriera en Dos Hermanas, pero bueno...


Allí mismo, varios hermanos del Gran Poder y Santo Entierro de mi pueblo, como Rafael Blanco, entre otros. En el balcón de la casa donde me llevo cambiando estos dos años, allí se encontraba José Manuel Crespo con su familia. Llegamos a la Cuesta del Rosario hasta la Plaza de Jesús de las Tres Caídas, donde salían varios nazarenos y costaleros de la Hermandad de San Isidoro, que se había recogido poco tiempo antes de pasar nosotros por allí. Empezamos a meternos por las calles que conducían hasta la Plaza San Pedro, donde un pequeño nazareno se puso malo pero no hubo que lamentar nada. Llegamos a la Plaza, la primera vez donde vi la Cofradía en mi vida, en el año 2.014.

Sin duda, se trata de uno de los mejores lugares para ver una Cofradía, pues la arquitectura de los pisos y casas junto a la plaza, acompaña al momento de la noche, además de ser una zona donde la gente está en absoluto silencio, viniendo después uno de los mejores momentos de la Semana Santa sevillana: La Sagrada Mortaja por Doña María Coronel. Hubo un detalle que me llamó algo la atención, pues esta vez no apagaron la calle entera hasta que tenían que girar para acceder a Bustos Tavera. Cuando la gente se dio cuenta, la gente corría para ver allí la Cofradía, siendo normal con lo que es ese bellísimo momento.


En la calle Bustos Tavera no cabía ni un alma más cuando llegamos, pero no hablaba absolutamente nadie, como a mí me gusta, creándose un ambiente perfecto. Allí estaba también mi familia, aunque no los pude ver bien. A los pocos minutos después, se oyen varios golpes en la puerta, abriéndose el portón del Convento de la Paz, donde dentro había aún más gente y más silencio. Entrando ya en la Capilla, apagamos nuestros cirios y colocado nuestras insignias, la cual, esta última labor la desempeñaban los Servidores que acompañaban al Muñidor, algo que nunca me había fijado hasta ese momento.

De lejos, ya podía oírse a la Escolanía María Auxiliadora, aunque no identifiqué la pieza, pero seguro que era buena. Al poco rato, el misterio de La Sagrada Mortaja estaba entrando en el patio del Convento, donde se oía como único sonido una Saeta maravillosa. Llega el paso con los capataces, proceden a bajar la Cruz, echar los costeros a tierra, y Antonio empezó a guiar a los costaleros, oyéndose de fondo a la Escolanía interpretar Ave Maria (Victoria) a medida que entraba el paso y se colocaba en su sito. Y con ello, había terminado la Estación de Penitencia de La Sagrada Mortaja de este presente año con una oración.

Foto: Rafael Siro Murillo Fernández
Como es normal, empecé a despedirme de la gente y me fui hacia la salida, donde se encontraba mi familia esperándome para volver a Dos Hermanas. Llegué a Dos Hermanas pensando en cómo había ido todo, si lo había hecho bien, y cómo sería el día siguiente. Y esa noche, al igual que el año pasado, no cogí el sueño entre una cosa y otra...

Y aquí concluye la Crónica del Viernes Santo del años 2.016. Nunca os olvidéis, antes de cerrar la entrada, de aquellos que os quieren, los que están con vosotros y ya no están, vuestros padres, vuestras madres, vuestros hermanos, demás familiares, amigos, TODOS. Rezad por todos ellos, al igual que los que sufren enfermedades, los que sufren persecuciones y por todas las personas de este mundo.

Muy pronto, la Crónica del Sábado Santo de 2.016 para finalizar este año de Semana Santa...

No hay comentarios:

Publicar un comentario