jueves, 9 de abril de 2015

Crónica del Sábado Santo de 2.015

Y llegó nuestra hora en Dos Hermanas, pero antes, un poco de música:


Sábado 4 de abril de 2.015, once y media de la mañana... El cansancio del día anterior, gracias a Dios, no se manifestó salvo en el brazo izquierdo de coger el cirio en La Sagrada Mortaja, pero no fue una molestia. Nos vamos para la iglesia a prepararlo todo, donde muchos me felicitaron por mi primera Estación de Penitencia en el día anterior y yo a otros que ya salieron anteriormente. Realizamos todos los preparativos para la tarde noche del Sábado Santo en la Parroquia de Santa María Magdalena. La verdad es que este año acabamos bastante tarde comparado con otros años, sobre las 3 de la tarde cosa así.




Sobre las 16.30, me dirigía hacia la Casa Hermandad, donde se habían citado a los costaleros que portarían a Nuestros Amantísimos Titulares ese día. Allí ya se encontraban algunos como mi primo Carlos Navarro, Pepe Molero, Jesús Faratell, José Barea, Agustín Salguero, Pedrera, Pancho, Vargas, Diego, Jaime Varela, etc. Antonio Santiago y sus auxiliares llegaron sobre las 16.45 o algo más, donde nos volvieron a igualar antes de la salida. Si no me equivoco, sólo entró una persona y en la cuadrilla alta del Cristo, precisamente en el palo de delante mía en corriente. Quiero decir una cosa antes de seguir. Algunos no tenían camiseta puesto que en el día del segundo ensayo no la pidieron, o bien, no la recogieron el día de la mudá y faltaron. El año que viene procuraremos de que se pidan algunas que sobren, perdonad si alguien se molestó como alguno que otro. Es algo que, de todas formas, no tiene importancia.

A las 17.30 horas, las cuadrillas baja del palio y alta del Cristo nos dirigimos hacia la Parroquia, puesto que nos tocaba la salida. Mientras tanto, ayudé a algunos diputados y nazarenos como Rafael Blanco, hermano también de Gran Poder de Dos Hermanas y Santa Marta. Allí, también estaban varios familiares míos como mis tíos Eduardo, Miguel Ángel o Pepe, y mis primos Daniel y Javier Sobrino. Cualquiera diría que es una Hermandad bastante familiar, pero bueno. D. Manuel Sánchez Heredia, el Párroco de Santa María Magdalena, comenzó a realizar la oración antes de la salida. Las cuadrillas nos situábamos ya en nuestro sitio debajo de los pasos. Comenzó a sonar, al abrir la puerta, la campana del muñidor y la típica pieza del trío de capilla Nuestra Señora de la Soledad.


Javier Prieto avisó de que nos íbamos, así que llamó al martillo, comenzamos a rezar y a realizar la Estación de Penitencia. Sacamos el paso del Santo Cristo Yacente de la iglesia y comenzamos a realizar la carrera oficial, oyendo otra vez Nuestra Señora de la Soledad y la primera Saeta del Silencio. En Dos Hermanas, lo lógico es que en una Hermandad de negro como la nuestra siga parloteando a lo tonto, pero fue curioso... en la calle Real no se escuchaba casi nada, sólo el rachear de las zapatillas de los costaleros al andar largo y reposado. Llegamos al callejón San Luis. No entiendo esta calle que, con lo plana que es, me resulte algo más pesado, y ya había notado yo lo mismo en el año 2.013 con la Cruz de Mayo de Carmen y Prendimiento.


Reviramos hacia la calle Canónigo. Tampoco se escuchaba mucho jaleo, la verdad. Eso sí, el murmullo de los dos costaleros que llevo atrás se escucharon en todo el camino... vaya tela. Aquí empezamos a trabajar contra el costero de la calle hasta que terminó nuestro turno y entró la cuadrilla baja, en la esquina de los Cuatro Cantillos. El paso, desde fuera, me causó una sensación muy buena. Desde que tenía cinco años, como es obvio, no veía el cortejo desde fuera de la Estación de Penitencia en persona. Vi que el paso de Cristo andaba de forma magistral, pareciéndose al paso de Las Penas de San Vicente o La Sagrada Mortaja en sus andares.


Di la vuelta por Santa María Magdalena y Manuel de Falla para alcanzar la Cruz de Guía en la Torre del Lanero. La gente empezó a callarse cuando oyeron la campana del muñidor. En ese momento, me di cuenta de que, en cuanto a organización y seriedad del cortejo, y no lo digo porque sea mi Hermandad ni para vacilar ni nada parecido, es mejor que algunas Hermandades de negro de Sevilla. Omito los nombres por respeto a las mismas. Esperé a que pasase el paso de Cristo y luego me fui a buscar el palio de Nuestra Señora de la Soledad al son de Ione. El palio es una auténtica maravilla en la calle. Sólo faltaría bordarlo...


Posteriormente, me fui hacia Manuel de Falla nuevamente, donde estábamos citados según estimación de hora para el próximo relevo. Allí, el trío de capilla, tocó Sagrada Mortaja y Piedad I y II, que hizo que me acordase del día antes. Posteriormente, entramos debajo del paso la cuadrilla alta nuevamente. Reviramos hacia Antonia Díaz, donde tocaron Via Crucis. Aquí ya la gente si empezaba a hablar algo más, pero nada serio. Calderón de la Barca transcurrió con algo de caída, al igual que Francesa, donde tocaron la primera y la segunda Saeta del Silencio que, aunque no lo creáis, algunos nos venimos arriba aunque sea música de capilla y el paso ande largo y reposado.


En la Plazoleta de Valme, habiendo pasado ya Santa Cruz, la gente que estaba allí viéndonos, se ponía hablar ya como si fuera un partido de fútbol. Los costaleros, que algunos se extrañaron y todo al ser de fuera de Dos Hermanas, me preguntaron por qué era esto. Mandé a callar debajo y fuera del paso, que era donde nos volvíamos a salir. Ya me esperé allí a que el palio pasara por la Plazoleta de Valme, donde le tocaría la B. M. Maestro Tejera una de las mejores marchas que existen: La Marcha Fúnebre de Chopin. Antes de tocarla, la gente hizo amago de aplaudir la levantá del palio, lo cual no dudé en mandar a callar, y la gente me miraba extrañada... yo cada día que paso en Dos Hermanas, alucino más.


Magistral ese palio al son de la Fúnebre de Chopin. Hubo un pequeño susto con el cielo, pues sobre nuestras cabezas había una pequeña nube, aunque baja y negra, que hizo caer algunas gotas contadas con los dedos de la mano, y nos temíamos lo peor. José, el Diputado Mayor, me mandó a llamar a la AEMET, que no lo cogieron porque no trabajan los sábados, aunque miré el tiempo y no daba agua. Fue un pequeño susto que duró unos dos o tres minutos, porque al rato volvió a estar despejado. No hubo nada que lamentar.


En la calle Rivas, me encontré a mis tíos, y más adelante, a mis padres en el bar La Cañada viendo la cofradía. Me dirigí hacia Villa Pepita, donde tenía el último relevo, y se veía la cofradía de forma espectacular... gran cantidad de gente y una gran perspectiva. Yo reconozco que era bastante escéptico para pasar por aquí, pero desde el año pasado, pienso diferente una vez que lo vi en la calle. Entramos en Botica debajo del paso. Hicimos el revirado hacia Lope de Vega, donde sería la última caída dura de mi costero, corta pero dura. La penúltima calle ya se les hizo duro a algunos costaleros habiendo pasado la presentación en la Casa Hermandad de La Borriquita de Dos Hermanas, pero no nos rendíamos nunca, y menos casi en el final.


Ya en Santa María Magdalena, antes de llegar a la esquina de los Cuatro Cantillos nuevamente, Javier Prieto se puso en el lado donde estaba mi trabajadera e hicimos la última oración mientras levantábamos a pulso por última vez el paso del Santo Cristo Yacente. Hicimos los últimos metros al son de Nuestra Señora de la Soledad por el trío de capilla, y se acabó. Javier Prieto mandó relevo y le tocó lo último a la cuadrilla baja del Cristo. No busqué el palio, sino que ya directamente nos fuimos a la Parroquia de Santa María Magdalena por la puerta chica unos cuantos costaleros y yo y allí vimos la entrada.

Suena la puerta de la Parroquia de Santa María Magdalena a las 22.30 horas cosa así, se abre y entra el muñidor junto a la Cruz de Guía. Fueron pasando nazarenos formando en la Capilla. Los ciriales se ponen a los lados de la puerta, entra la música de capilla tocando por última vez Nuestra Señora de la Soledad y entra el paso de Cristo en el hueco de la puerta de Santa Ana. Siguen llegando tramos, y desde lejos, se oye la marcha Mors Domini de Ismael Jiménez reventando Los Jardines, posteriormente Quinta Angustia y por último, como es típico ya, Soleá, dame la mano en la entrada. Sin problemas, entró el paso de palio de Nuestra Señora de la Soledad, y se cerraron las puertas.


Con todo ello, cerramos una Semana Santa 2.015 gratificante y llena de ilusiones. Nuevamente, volvemos a terminar nuestra manifestación pública de Fe Católica y Cristiana durante una semana. Desgraciadamente, algunos se olvidarán del verdadero sentido de la Semana Santa, que cada vez falta más. No dejemos que siga yéndose este sentimiento cristiano. Acordémonos de aquellos iguales a nosotros que sufren persecución en la actualidad por ser simplemente cristianos, de los niños que no dejan nacer, incluso de aquellos que no comparten nuestra opinión. Esperemos que a los que nos duele todo esto de verdad, no nos olvidemos de Nuestros Amantísimos Titulares durante el resto del año, que por desgracia los hay a patadas.

Poco más puedo decir. Gracias por todo y a esperar el Domingo de Ramos, 20 de marzo de 2.016...


2 comentarios:

  1. ¿Alguna vez te has planteado que encajarías en la Junta de Gobierno de esta Hermandad? Una persona válida como tú debería sacar adelante junto a los demás está cofradía. Enhorabuena por tus estaciones de penitencia. Un saludo

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  2. Pablo a ver si tienes tiempo y puedes escribir una entrada dedicada a la Hermandad de Santa Cruz de Sevilla. Un saludo.

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