jueves, 25 de febrero de 2016

Días de Cuaresma por Bustos Tavera

Bueno, vuelvo comentando acontecimientos que he vivido días atrás, sobre todo el domingo 21 de febrero, donde estuve en el ensayo del Cristo de Burgos (de poco sirvió obviamente) y en el Septenario y Función Principal de Instituto de la Hermandad de La Sagrada Mortaja, mi otra gran debilidad junto al Santo Entierro de Dos Hermanas, donde hoy, precisamente, empezamos el Solemne Triduo al Santo Cristo Yacente.



El Septenario, desde los días 14 al 20 de febrero, corrió a cargo de d. Marcelino Manzano Vilches, el párroco de San Vicente Mártir y Delegado Diocesano de Hermandades y Cofradías de Sevilla. Hay que reconocer que las homilías de d. Marcelino son bastante buenas, no dejando indiferente a nadie. Se trata de unos Cultos bastante similares a lo que conocemos en el Santo Entierro de Dos Hermanas, salvo las piezas interpretadas durante los mismos, como es obvio, no hay un repertorio igual para cada uno. Aún así, muy buenas piezas se tocaron, como la de Sagrada Mortaja y Piedad I, en el último día de Septenario durante la Comunión. Los intérpretes son el mismo trío (creo) que los que cantan "Sálvame, Virgen María" durante la Estación de Penitencia de la Hermandad de El Calvario a su paso por la Catedral de Sevilla.


Llegó el día 21, habiendo llegado a Sevilla a las 8 de la mañana. Me acerqué al ensayo del Cristo de Burgos a hacer "acto de presencia" (yo sabía de sobra que no iba a entrar, pero al menos para que se me tuviera en cuenta para el futuro, como es lo normal). Me dirigí al Convento de La Paz sobre las 9.45 de la mañana, siendo el primero. Esperé unos minutos hasta que llegó un miembro de la Junta de Gobierno. La verdad es que era la primera vez que me veía yo sólo prácticamente con todo apagado en el Convento. Sin duda, son momentos muy agradables el estar delante de los Titulares de uno mismo con tanta tranquilidad.

No sé si algunos lo saben, pero me eligieron para llevar la Cruz Parroquial, y tengo que reconocerlo. No era la primera vez que salía de acólito en los Cultos de una Hermandad (Santo Entierro de Dos Hermanas, como algunos saben), pero el miedo que tenía por dentro era brutal... Los nervios eran tremendos. Parece mentira que con la de veces que he salido, e incluso llevando a los acólitos del paso de Cristo del Santo Entierro de Dos Hermanas como diputado durante tres años, estuviera temblando. Salvo un par de fallos puntuales, la verdad es que al final todo salió bastante bien.


La Función Principal fue algo más corta comparada con otras, pero no se queda atrás en calidad ni mucho menos. Las piezas, en esta ocasión, fueron también interpretadas por el mismo trío que en el Septenario. En conclusión, fue una buena Función Principal de Instituto. Ese día fui conociendo ya a varios hermanos más de la Hermandad, incluyendo así a la Juventud. Posteriormente, tuvimos un almuerzo en El Rinconcillo, en la plaza Capataz Manuel Santiago Muñoz.



Saliendo del almuerzo a las 6 de la tarde, fui con algunos miembros del Grupo Joven de La Sagrada Mortaja a ver Besamanos y Besapiés. Sólo vi El Amor, El Cristo de la Candelaria y la Piedad del Baratillo. A las 8.20, ya para el tren hacia Dos Hermanas, donde me aguardaba la espera hasta el lunes para montar el Altar de Cultos del Santo Cristo Yacente en mi pueblo. Muy pronto, más artículos. A soñar, señores, que ya queda menos...

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